De esta forma me acerque y lo abrí no sin gran esfuerzo, a pesar de que mi madre se había encargado ya de cortar todas las bridas y celos que sellaban la caja. Cuando la termine de abrir vi un extraño artilugio con dos ruedas muy grandes, y otras dos mas pequeñitas que salian de una de las grandes. "¿Que es esto papa?"-le pregunte yo, a lo que el tiernamente respondio, esto es una bicicleta. Era morada, decorado con motivos de disney, supongo que sacada del Corte Ingles. Me pase toda la tarde aprendiendo a usar esa sofisticada maquina no sin la ayuda de mi padre. Al parecer aprendí bien pronto (claro, esas pequeñas ruedas eran rodines) y esa noche dormí mejor que ninguna otra. Poco a poco iba dando paseos por el jardin de mi casa, para mas tarde dar mi primer paseo en bici con mi padre. El llevaba un trek multi-track del año 94, el año en que yo naci. Recuerdo que a mis ojos, esa bici me parecía gigantesca. Era de un precioso color verde oscuro metalizado, y sus ruedas de 26" me parecían descomunales. Esa bicicleta aun la conserva mi padre en la actualidad, y os puedo decir que era una bici sencilla, pero para aquel tiempo no debía de estar nada mal, una bicicleta de importación con grupo completo shimano altus. Ademas era la ultima novedad del mercado, una de las llamadas híbridas, con cuadro y trasmisión de carretera, pero ruedas finas como una de carreras pero con tacos como una de montaña (lo que hoy en día serian ruedas de ciclocross) y una posición algo mas relajada.
Volviendo al pasado, volvemos al año 97-98, cuando mi padre me enseño a ir sin rodines. Para mi era todo un misterio el hecho de que solo con dos ruedas la bicicleta pudiera "ir de pie" y me parecía una misión imposible. Mi padre me levanto pronto y me quito los rodines. Mi madre decia que era aun muy pronto, pero mi padre siempre ha sido un impaciente y consiguió que al final del día me pasera por el jardín contento y tarareando canciones infantiles orgulloso por ser capaz de hacer "magia" haciendo que la bici se mantuviera "de pie".
Desde aquel preciso día, mi padre me empezó a llevar de paseo por el monte. El seguía y seguía, y cuando yo quería descansar el seguía mas fuerte, amenazándome con quedarme a dormir ahi con los lobos. Yo aterrorizado ante esa idea, apretaba los dientes, y pedaleaba y pedaleaba sin parar, con mi bicicleta sin marchas llorando a causa del esfuerzo. Supongo que entonces lo pasaría mal, pero ahora no hay cosa que agradezca mas a mi padre.
Cuando crecí me regalaron una rockrider, de acero, roja, con 7 marchas que aun conservo en la bodega. No tengo absolutamente ningún recuerdo de ella, pero la debí de usar muy poco ya que esta e perfectas condiciones, de hecho no parece que haya sido usada.
Mas tarde me reglaron una rockrider 5.1, me he informado y parece ser que me la reglaron en 2003. La rockrider de acero se me había quedado pequeña y fuimos a decathlon a compararme la 5.1. La verdad es que mi padre eligió la bici, y la talla. Recuerdo que por hacer caso al dependiente, la anterior, la roja de acero, la había comprado justo de mi talla, así que decidió que esta me la comprarían grande para que me durara. Yo estaba muy contento, por fin iba a tener una bicicleta de verdad, con 18 marchas-¿para que tantas?-me preguntaba yo, y con suspensión delantera. Con esa bicicleta tengo los mejores recuerdos en bicicleta. Todos los findes de semana desde que me la compraron me hacia desde 18 hasta 25 km todos los sábados, y lo mismo los domingos. Ademas no me limitaba ha pedalear, poco a poco le fui cogiendo el gusto ha competir con mi padre, a hacerme todo el recorrido cada vez con una marcha mas dura, y en menos tiempo, ha subirme varias veces cuestas tortuosas en marchas igualmente tortuosas. Mi padre me decía que lo que había que ser es eficiente, que las marchas estaban para reducir el esfuerzo necesario para realizar un mismo trabajo, pero yo solo quería demostrar mi valía. También me empezó a gustar bajar cuestas rápido, pegar saltitos en los montículos ect. La pobre me aguanto de todo hasta 2008 sin pasar por el taller. Cuando la tiramos la pobre tenia las llantas como un ocho, el manillar doblado, las bielas y la dirección con holgura, los cambios totalmente desajustados, los neumáticos lisos y las pastillas de frenos gastadas hasta tal punto que frenaba con el cuerpo de metal de la zapata...
Me temo que tengo que hacer un corte aquí, tendré que seguir otro día, espero que os guste.... por extraño que parezca los dos años que me quedan por contar creo que ocuparan lo mismo que los 14 que ya he contado.